jueves, 1 de octubre de 2009

Diario de Julia Avellaneda. 27 de septiembre

Siemrpe tuve un aire detectivesco según Marina. Marina Costa, mi querida.
A continución una historia digna de ser contada, la mas intrigante de todas las que vivi en mi, desgraciadamente, longeva vida.

"Un prisma en mi cabeza es lo que ocurria cada vez que pensaba en ella.
Ya se, ya se, un prisma no es algo que suceda, pero no se, es la manera mas estupida y sin embargo la unica que encuentro para explicar eso que sentia.
Estoy sentado en un cafe mirando como nos matan los sueños y sin embargo encuntro tanto idealista rondando por la ciudad.
Ahora de viejo me doy cuenta, y todavia me cuesta aceptarlo.
Recuerdo cuando era un nene de pantalones cortos y pensaba "Qué mierda si algun dia llego a ser asi, tan duro, cuadrado". Bueno, les tengo excelentes noticias, termine por no serlo, tal y como siempre lo habia deseado en cada cumpleañitos feliz. Claro, si lo pienso ahora, miro un poco para atras encuentro cosas preciosas junto a ella. "Ella" se fue.
Muchos años anduve con la pregunta "Porqué?" dando vueltas por la cabeza y dando vueltas, por plazas, por calles, escribiendo y entre café y café, extensisimas charlas y muchos cigarrillos no llegue a niunguna conclusion valida para mi vieja cabezota canosa.
Tambien vale aclarar que en mi afan de no perderme en la nebulosa de la adultez le daba poca (y casi nada) de atencion a ella. Siempre la senti cerca, siempre la tuve cerca mejor dicho y nunca la pense como "perdible". Pobre, a veces trato de entenderla y me pregunto donde andará haciendo vuelos con las tablas del vestido.
Un dia agarro su bolsito redondo, la lampara que habiamos hecho entre los dos, la de la franela arriba y el vestido tableado azul y me dijo "Me voy". Asi de secante como se los cuento.
Me gustaria poder cruzarla, pero no, ya arr..."


Eso fue lo que Marina habia logrado robarle a don Mincialvo, sólo eso.
Era un hombre tan extraño, siempre iba al cafe donde trabajábamos, se sentaba al fondo al lado del amaquina de cafe, pedia un cortado al reves y se ponia y escribia, escribia. Por ahi salia alguna publicacion de el en algun lado, pero mas que eso no. Ya un par de veces Marina habia querido arrebatarle sus escritos, pero nunca lo habia logrado. Esta vez, sólo esta, habia podido, y sospechaba que él se lo habia permitido. Uno no deja un escrito asi por asi tirado abajo de la mesa y encima sin terminar. Ese dia estaba Marina (por logica), un señor que vivia al lado del café, la mamá de Marina y bueno, obviamente yo. Esé fue el dia que salió arrebatado y casi corriendo del café.
Lo extraño fue que despues de ese impasse, el don no volvio mas.
Siempre las dos vivimos con esa duda, lo buscamos en otros cafés y sin embargo no lo volvimos a ver.

Años despues compre la propiedad donde estaba el café. Marina habia muerto hacia unas pocas semanas y el lugar era lo unico que me quedaba que remalmente me hacia pensar en ella. Ese día compré una maquina de café nueva y sacando la vieja, se desplomo sobre el suelo un pequeño envoltorio atado con una cintita azul. Curiosa como siempre, lo abrí. Dentro habia unas fotitos de la mamá de Marina con un vestido tableado que hacia ondas en el aire, el vestido era azul. Junto con él había un pequeño pedazo de papel que ponía lo siguiente:
"...eglamos que asi iba a ser. No cruzarnos nunca, éste es mi café, el de ella esta del otro lado del parque. A demás es por el bien de todos, Marina querría saber el porqué de tantas cosas y ya estoy muy viejo para ponerme a explicar. Entró? Es ella? Es Catalina, qué hace acá? me vió? No quiero dejar de escribir, no quiero mirarla. Voy a dejar todo acá, va a pensar que estoy persiguiéndola, basta. Me vio. Me voy."

Durante algunos momentos despues de leer, no pude reaccionar. Sentia que tenia un hueco en el estómago. Marina, su papá desaparecido, su mamá Macarena Costa, vieja egoista, todo era tan extraño. Todo estaba conectado! Después de eso me di cuenta de que todavia habia algo sin descubrir dentro del paquetito, algo que pesaba en mi mano. Era un reloj de bolsillo de plata, con las iniciales "J M", dentro de él habia tres pequeñísimas fotos, una de Marina, una de la madre de Marina y la ultima era mía.
Con el tiempo fui haciendome a la idea de que don Julio (lo había bautizado así, don Mincialva era otro hombre para mi) podria estar vivo en alguna parte, pero pronto supe que había muerto en un accidente hogareño fatal el mismo día del improvisto en el café.
Tengo algunas pequeñas dudas, pero creo fervientemente que Macarena lo mató. Es mi teoría, y hasta ahora pocas veces me equivoqué.

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