martes, 12 de abril de 2011

Tengo calor. Tengo frio. Tengo, no, no tengo. Está el frío, este frio, que no es frío, sino calor. Y que no es mío, más que importante el detalle. A fin de cuentas quien soy yo para apropiearme de algo como una extension de mi, mio. Imposible que todo el frío sea mío. Shhh. Me convenzo, me auto convenzo, me convenci, o no. De todas formas es como si te mirara y fueras mio, y de nadie mas, como si no pudieras pertencerele a otra persona, como si no pudieras pertenecerle a nadie en verdad. Como si eso estuviera mal, entonces no lo nombramos, ni nos acordamos de eso y cuando tengamos 356 años y decidamos morir...
El punto es el mismo punto en el que la recta nunca es recta, el punto de vista, el punto final, el seguido, los tres puntos... y el punto en el que no hay grises. Hay grises de toda formas. Hay grises en cartas de grises del 18%, siemrpe andan dando vueltas por ahi, y ya no sabemos qué hacerlas, ni dónde ponerlas, y son tantas que a veces hasta olvidamos cómo usarlas, entonces las rayamos y terminan siendo tableros de ouijas y cosas misticas y esotericas y controversiales de las que nadie quiere, nadie entiende.
Pero te veo simple, no te veo simple, te veo saltando, cierro los ojos, te veo de cerca, muy de cerca, tan de cerca, y no tengo frío, ni tengo calor, ni sos mío, entonces no me preocupo, los grises ya aparecerán reflectando la luz. Y los perros y los gatos, también, pero con fuente de luz propia. Shinny shinny.

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